Cuánto queremos a nuestros hijos, pero cuántos dolores de cabeza nos dan.
Son tan hermosos cuando son bebés, cuando nos dan la primera sonrisa, el primer paso y el primer diente.
Pero todo cambia de forma radical cuando hablan, expresan y, sobre todo, piden.
En la actualidad nuestros hijos abren la boca para pedir, más que para decir o expresar.
Eso nos agota, nos cansa y es como si nos sintiéramos sin energía suficiente a veces, para decirles NO con libertad y aplomo.
Creemos que si les decimos NO, no van a querernos, que les estamos cortando o privando de tal o cual cosa…
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