La vida, en sí misma, es un gran nutriente porque nos da energía.
Nosotros perdemos energía con facilidad, a través de la no acción y la no implicación en la vida, de ahí que necesitemos recargar pilas con los alimentos.
Eso sí, ten cuidado de escuchar a tu mente a la hora de comer.
Tu mente tiende a entrar en lo comparativo con lo que hacen otros y, es ahí donde te pierdes y coges patrones que pueden perjudicarte más que beneficiarte.
En este libro quiero compartir vivencias y experiencias propias, y también de mis clientes, profesores y alumnos, sobre una nueva forma de alimentación: COMER CON CONCIENCIA.
Cada persona es un frigorífico y, ese frigorífico, tiene su propia temperatura.
¿Cuál es la tuya?
Confío en que puedas descubrirla al leer este libro.
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